Una creación periodística de Luis Pedro Toni

El lado “B” de Bolsonaro con su tercera esposa, Michelle

La posible futura primera dama de Brasil y el político se llevan 25 años y se conocieron en el Congreso. Es su tercera mujer. Dijo de una diputada de izquierda que lo acusaba de fomentar las
violaciones que “no merecería ser violada porque es muy mala, muy fea”, pero pese a declaraciones misóginas como la citada, a Jair Bolsonaro nunca le han faltado mujeres a su lado.

Con su primera mujer, Rogéria Bolsonaro, tuvo tres hijos, Flávio, Carlos y Eduardo. De ella dijo: “Nunca la golpeé. Pero tuve ganas de fusilarla varias veces”. De su segundo matrimonio, con Ana Cristina Siqueira, que le acusó de robar una caja fuerte y de amenazarla de muerte, nació Renan. Y es su tercer matrimonio, con Michelle de Paula, el que mantiene hasta hoy.

La pareja, cuya diferencia de edad es de 25 años, contrajo matrimonio religioso en 2013 frente a 150 invitados y tiene una hija, Laura, de siete años. “Tengo cinco hijos. Cuatro fueron hombres, en la quinta tuve un momento de fragilidad y vino una mujer”, declaró él. Viven en el barrio de Río de Janeiro Barra da Tijuca, donde ella colabora asiduamente con la iglesia Batista Atitude y donde se la puede ver rezando de forma habitual.

Se conocieron en 2007 trabajando en el Congreso de Brasilia. Él era parlamentario en su quinta legislatura, ella asistente de otro diputado hasta que él consiguió ficharla y lo demás vino solo. Todo empezó con una declaración romántica por parte del hoy candidato a la presidencia: “Michelle, mientras no falte agua en el mar, no te dejaré de amar”. No sabemos qué conquistó más a la asesora, que entonces tenía 27 años, si la capacidad lírica de su futuro marido o la fe que tenía él en su trabajo, tanto que tras contratarla en un margen de dos años le triplicó el salario. “No tardamos en estar seguros de que queríamos compartir una vida juntos”, declaró ella. Tan solo seis meses después de que se conocieran celebraron su primer matrimonio, una boda civil.

No hay sitio para ninguna otra mujer junto a Bolsonaro, literal y figuradamente, ya que en sus declaraciones Michelle aparece junto a él por un motivo muy concreto: ella es la encargada de traducir a lengua de signos sus palabras para los vídeos que él difunde a través de Facebook Live. Y tampoco se separó de su lado durante su recuperación en el hospital Albert Einstein después de que el candidato recibiera una puñalada el pasado 7 de septiembre en un acto electoral. Ayer, durante su acto de investidura, de nuevo ella usó el lenguaje gestual para comunicarse con todos los brasileños.

El estilo de Michelle es discreto, le gusta mantenerse en un segundo plano, y suele vestir con zapatillas, vaqueros y blusas. Se sabe que le encanta comprar en Zara. Pero ayer decidió sorprender al mundo con un vestido de corte lápiz y escote palabra de honor que nos dejaban comprender que una mujer coqueta camina junto al nuevo presidente.

Otra de sus aficiones es el deporte. Va habitualmente al gimnasio Bodytech, el más popular entre la clase alta de su barrio y también disfruta haciendo running y no tiene mala marca: en una carrera
reciente corrió 6 kilómetros en 48 minutos y 46 segundos. Esta habilidad le vendrá bien por si alguna vez tiene que salir corriendo. Vanity Fair.